Ithandewi:
Ya te extraño, Ithandewi; pero antes de NADA, tienes que
volver diáfano el cielo de tus ojos. Después: el cielo o el infierno,
que no hay purgatorios en esto.
Tus ojos son como el mar en lo profundo de sus misterios, claros
y límpidos cuando se está allí adentro; obscuros y tenebrosos
cuando afuera.
QUINTO RELATO DEL ROSETÓN DE PLATA.
Hace 2 días.
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