sábado, octubre 18, 2008

Citas

En algún blog (de los chingomil que tengo, como dice César), si no es que incluso en éste, o en éste y en uno más, publiqué hace mucho varias citas literarias. Éstas son producto de mis lecturas y llevo siempre* un registro de las frases memorables que encuentro al leer, está demás decir que los hallazgos son meramente subjetivos. Muchas veces me pasa que cuando estoy pasando por cierto momento en mi vida (e. g. cuando estoy enamorado), hay frases que me llaman más la atención que si no estuviera en esa situación. Quizá es por eso que las retengo y las transcribo a un soporte de fácil manejo en una futura búsqueda. Pero no siempre tengo organización en esas notas, a veces sólo las pongo como mensaje personal en mi messenger, a veces las publico en el blog directamente, otras las apunto en fichas y las guardo alfabéticamente en mi fichero, y otras, cuando vienen al tema, las anoto en cuadernos destinados a ser la fuente de información de las novelas que escribo. En fin. Otra cosa que me gusta de las citas, son las citas apud, me encantan (más confirmarlas).
Y cuando se habla de algún lugar, me fascina buscar ese lugar en Google Earth, o en un mapa, buscar el artículo correspondiente en la enciclopedia Espasa Calpe, fotos en la wiki; pero me gusta más cuando no encuentro dicho lugar (ex. gr. en textos novohispanos), entonces si se habla de alguno cercano me invento teorías de dónde es que pudo ubicarse cierta ciudad o cierto personaje, o en qué paraje se dio alguna batalla; y me paso horas imaginando la ruta, el lugar exacto en el mapa y demás cosas que al lugar ateñen. (O me pongo a buscar lugares o cosas relacionadas.) Es por eso que cuando leo esta clase de cosas, la lectura suele ser my lenta, por todas las actividades que acompañan a ésta —la desventaja y al mismo tiempo el placer de ser lector exégeta. Pero ya me desvié, esta entrada iba a ser sobre citas. Terminaré diciendo que hoy di orden y agregué varias citas nuevas a mi fichero; y encontré una cita que me gustó —pero recuerdo que me gustó más en su momento— de El museo de la novela de la eterna, la publiqué en mi otro blog especiealizado en esos temas. Por eso me dio por escribir ahora sobre citas.
Carpe diem quam minimum credula postero!

*Siempre es un modo de decir para nombrar mi humor en ese momento. P. ex. Cuando tengo un libro nuevo (y es imposible que le haga una pequeña marca con un lápiz, puedo correr por una hoja, cuaderno o ficha y hacer la anotación correspondiente), es probableque no lo marque como a cuando leo algo en un libro viejo (más suceptible a ser marcado, incluso subrayado).

miércoles, octubre 15, 2008

Las palabras son algo que me mata

Alguna vez en este blog, en una entrada pasada, expliqué lo mucho que me matan las palabras, y en esa misma entrada hablé sobre una palabra que no encontré en nigún diccionario. Pues bien, ha pasado de nuevo, la palabra es: socaren. Para no darles la larga relación que fue de mi pesquiza, les diré que de nuevo el departamento de español al día, de la RAE, resolvió mi duda de nueva cuenta y esta vez a la primera (se ve que la palabra era más fácil, el contexto la deducía, pero yo quería como obsesivo, su definición exacta). Dejo con ustedes la respuesta:

«En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:
»Desconocemos a qué uso se refiere, aunque sí tenemos documentada en la obra que nos indica la forma »socarreña, que correspondería a:

»socarrena. (De socarrén). f. Hueco, concavidad. ‖ 2. Arq. Hueco entre cada dos maderos de un suelo o un »tejado.
»Acaso la forma que nos indica, por tanto, sea una variante de: socarrén. m. Parte del alero del tejado, que »sobresale de la pared.
»Reciba un cordial saludo.

»Departamento de «Español al día»Real Academia Española»

La palabra la encontré documentada en mi relectura de La verdadera historia de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, esta vez en la edición de Porrúa.

PD: En esta fecha quiero aprovechar para asentar una felicitación a dos personas, a Saúl por su titulación y a Amalia por su cumpleaños.

martes, octubre 14, 2008

Cosas extrañas.

Hace poco pensaba en las cosas extrañas que me han pasado, han sido varias sin duda. Desde cosas raras en un bosque por la noche, hasta "casualidades" en el sistema de transporte colectivo metro; pero la más rara es la que narraré a continuación:
Yo vivía con una chica (Amalia) en un departamentito en la san simón. Éste departamentito de una sola habitación tiene vigas de madera como techo. En dos partes de la techumbre, en las oquedades que se formaban entre la unión de dos vigas, había un par de hormigueros... Quizá era el mismo con dos entradas. Cuento esto porque no sé si lo que contaré a continuación pasó antes o después de la cosa más extraña que me ha pasado. Una vez, harta de la simbiosis entre los artópodos y nosotros, mi ex vació (previo tapizar con papeles debajo de los hormigueros) una lata de insecticida. Caían hormigas de toda clase, grandes, pequeñas, haladas. La lluvia intensa de insectos duró más de 4 horas, y después, hasta una semana más tarde, seguían cayendo dos o tres hormigas que quizá apenas llegaban a casa.
Todo este preludio es para que se comprenda mujer el evento más extraño. Cierto día la mamá de Amalia vino de visita, se estuvo varias semanas. Yo, como buen caballero, cedí la cama a las chicas y dormía en el suelo en un rincón de la recámara donde improvisamos algo con unas colchonetas. Ahí yo dormía con un juego de sábanas amarillas (esto es lo que me recordó lo extraño de esa noche, hace poco miré la funda de la almohada y recordé). Una noche, como si el hormiguero se hubiera trasladado a esa parte de la techumbre (dije antes que no recuerdo si seguía existiendo o no cuando esto pasó ), y las hormigas estuvieran llevando algo, sentí que en mi rostro caían como cosillas en mi rostro: se sentían como granitos de arena, o incluso gotitas de algo. A la mañana siguiente la finda de la almohada (amarilla) apareció con manchas de algo que parecía tinta azul, como si alguien hubiera tomado el repuesto de una pluma y hubiera soplado la tinta sobre mi rostro mientras dormía. Lo extraño es que mi rostro no se manchó de esa tintura, ni las sábanas ni nada más, sólo la funda de la almohada.
Mi teoría de hoy es que el hormiguero seguía en funciones y, algunas hormigas se llevaron pa´ su casa un repuesto de tinta, y se vació encima de mí. No hay otra explicación. Mis ex suegra y novia tampoco hallaron explicación y les pareció tan extraño como a mí. Hoy quien sabe si lo recuerden. Parece algo muy sencillo, nada del otro mundo... Pero por más que pienso no hallo explicación alguna.