lunes, mayo 14, 2007

Ha llegado el día de escribir la lista que prometí el fin de semana.
Aunque me pregunto, ¿valdrá la pena seguir escribirendo este blog para los casi 40 lectores que hay? Además el fin me enteré que ni mis cuates lo leen. Es decir, sí lo han visto, ¡pero no lo leen!
Sin duda el pedo de la lectura en el país está denso.
Bueno, a lo que me truje, chencha.
Explicaré la dinámica: Yo leo siempre, sí o sí, 8 libros a la vez, ni uno menos ni uno más (lo de uno más a veces es flexible pues cuando voy a la escuela o cosas interesantes, lo agrego y le doy prioridad). Los apilo al lado de mi cama y leo el de arriba, cuando éste me harta o llego a un fin de un capítulo o digo "hasta aquí", lo paso abajo de la pila y tomo el siguiente (el que ha quedado arriba); y así sucesivamente.
Ahora, las claves de la lista.
En la entrada anterior puse "R" y "N" para relectura y nueva lectura sucesivamente. Ahora añadiré una nueva, pues conforme los acabe tendrán la clave "L" de leído. No pondré la edición. Sólo escribiré el título y el autor. Con la clásica p señalaré la página en la que voy (en algunos casos esto variará por partes y capítulos).
Ojalá que sí conicida con la lectura de alguno de los que esto leyere, y se decida a comentarlo.
Cambio y fuera.

viernes, mayo 11, 2007

La lectura es sin duda, actualmente, un acto solitario. ¡Qué añoranza de las épocas en que El libro del buen amor o El quijote era leído para un público que seguía impaciente la voz del lector apenas alfabeto! Sí, es muy rico leer, pero es más rico poder hablar con alguien de lo que lees. El problema es que en este país, la gente no lee. No puedes subirte al metro e intentar hacer charla con la chica de al lado (señor, aciana, quimera) con: «¿Ha leído el nuevo libro de Restrepo?». Ni siquiera con tus cuates cercanos o colegas, con quienes seguramente tienes coincidencias de lecturas, pero escasas. Mi personal problema en este sentido es que leo mucho. Hay pocas personas que leen a mi ritmo. Generalmente las personas con las que puedo platicar agusto de mis experiencias librescas, me sacan de ventaja al menos 10 años de lecturas (que no de vida). SIn embargo, a pesar del embarazoso problema, lo intento resolver de varias formas: incito a amigos a leer libros (el 99% de las veces existe una negativa, pero el 1% aceptan); asisto a un club de lectura de conaculta que se instala los jueves de 5:30 a 8 pm en el Gandhi de cd. Satélite (a toda la bandera que viva por estos lares, está cordialmente invitada —y la que no también—), donde se lee capítulo a capítulo del Quijote y un libro por mes; además he quedado con Andrea (gran chica) en que leamos juntos otro libro al mes.
Después de todo esto, se me ha ocurrido poner en el blog los libros que leo actualmente. Así si alguno de los que lee esto, coincidentemente lee algo de lo que yo leo, lo podemos charlar.
Pienso poner una lista, abajo de mi perfil, que indique los libros, la página en que voy, el órden y si es lectura nueva o relectura.
Por ahora pondré la lista sucinta aquí porque ¡me voy de fiesta!
R-Lobo estepario
R-El Arco y la lira
N-Infinitos dispersos
N-Nueva antología personal
R-Don Quijote
N-EL libro de los amores ridículos
R-Cien años de soledad
N-Historia verdadera de la conquista de la Nueva España

martes, mayo 08, 2007

El tiempo es desde siempre un tema que ha cautivado a los hombres. Podemos verlo desde el punto de vista de la Teoría especial y general de la relatividad, o hasta el concepto que el propio san Agustín tiene de él. Sin duda la cuarta dimensión es algo que mantiene a eruditos y los no tanto ocupados en algún momento de sus vidas. ¿Es realmente el tiempo lo que sucede, o soy yo el que sucedo? A mí me cautivó el tiempo desde bien escuincle. He de declararme fan de Back to the future I, II y III. Pero es ahora cuando veo en el tiempo una grandeza más ingente que los océanos. Ha algunos años en que yo deseaba estudiar la licenciatura en física para solventar estos problemas existenciales. La vida me llamó por otros caminos donde, de nuevo, el tiempo se hace presente. Existe, por ejemplo, el tiempo cíclico, antigua forma de ver el tiempo para muchos pueblos, verbigracia: los mayas. (Por cierto, qué buena película fue aquella de Apocalypto. Al verla sentí que todos mis esfuerzos y estudios por comprender la cosmogonía maya dieron resultados. Siempre he sostenido que esa película está tan bien hecha que, si alguien del staff de grabación hubiera cavado a la entrada de las chozas, hubiera encontrado osamentas humanas. Tan al detalle creo que está hecha.) Los tiempos diegéticos (intra o extra), los tiempos poéticos, los tiempos de respiración, lectura, escritura... Todo se resume en ritmos. Ya lo dijo Paz: «Como en el mito, en el poema cotidiano sufre una transmutación: deja de ser sucesión homogénea y vacía para convertirse en ritmo[1]».
El tiempo se transforma en ritmo que lo es todo. Desde antes del hombre el ritmo, es decir el tiempo, ya imperaba en el universo. Han venido grandes como Heidegger (El ser y el tiempo) para tratar de vislumbrar lo más recóndito del tiempo —y no sólo eso, sino la complicada relación de éste con el ser. En lo personal Heidegger me dejó más confundido que aclarado. Pero en todas las épocas el tiempo se nos revela por sus posibles e imposibles paradojas. (¿Habré escrito una paradoja en esto último? Pues aprovechando: v. "Imagen" op. cit.)
Que qué pasará si viajo en el tiempo y mato a mi abuelo antes de que se tire a mi abuela —¿o me la tire yo a ella? ¿Hay dimensiones paralelas hasta el infinito? ¿Qué tan cíclico es el tiempo? ¿Es lineal? ¿Es cierto que la masa lo afecta?
Hay por allí un mito (¿mito, ritmo, tiempo?) que nos habla de Ourousbourus: la serpiente que se muerde su propia cola. ¿Acaso ésta será paradoja? Por suerte para nosotros las paradojas las podemos razonar a través de imágenes (conceptuales o gráficas). Y es por eso que un apartado del mundo del tiempo, se nos revela con facilidad en la poesía: ser colmado de imágenes poéticas, ¿o debería decir tiempo poéticos? ¿Se valdrá la yuxtaposición de términos? Yo digo que sí. Pero como esto es ping pong sin reta, al parecer me he aburrido de nuevo por la falta de interlocución. Mas no desdeperéis: los dejaré con un poema para que ustedes infieran, razonen y filosofen por propia cuenta a ver si coincidimos.

Arcano

A César Antonio López
“Madera y trazos tan nuevos como sempiternos.”

Madera errante,
ahíta de siglos;
tan dura como elástico
es el tiempo:
inexorable.
Te desbordas más allá del mar
y luego te constriñes
en un día.
Tu continente te da
forma de un segundo:
rígido y flexible:
cambiante.
Una línea se descubre
en tu rostro,
te recorre la cintura
hasta tus faldas:
te devela:
eres toda líneas,
toda curvas,
toda llena
de fracciones todas:
un segundo, y por tal,
natural segundo
naturalmente cambiante.
En pocas horas te
transformas en
un día, semanas, meses;
y al cabo del fluir
ya tienes un siglo
más de líneas.
Más que líneas,
venas con fluir eterno
de la vida,
flujo entreverado
de madejas enredadas:
plexo constante,
constancia efímera:
suspiro de un segundo
que recorre vuelto flecha
los nudos y las curvas
de tu rostro, Madera vieja:
Madera errante de mundos
y de fondos:
sapiencia...

...en tus trazos
ahítos de siglos...

Francisco Puente




[1] Octavio Paz. El arco y la lira. "El ritmo". FCE.

viernes, mayo 04, 2007


Hoy no logro dormir. Me he revuelto en la cama tantas veces que se quedó sin sábanas. Encendí la luz de mi teléfono celular y alumbre mi grabado El Quijote de José Guadalupe Posada. Recordé entonces mi colección de grabado, donde figuran algunas litografías y hasta algunos grabados de madera. Sin duda El Quijote es una de las obras más importantes que tengo (en grabado), aunada a El primer hombre de César Antonio López. Soy un poco aficionado a coleccionar grabados, aunque no es muy fácil. A veces hay que cazarlos en mercados de pulgas y a veces, también, hay que desdeñarlos a pesar de que sean un regalo. Total que no quiero hablar de los que tengo físicamente, sino de los que tengo en versión electrónica —como los que todos pueden tener. La imagen que ven aquí es de La gran ola de Hokusai. La he reducido a microtamaño para poderla poner aquí. Yo la tengo en resolución de 5000 x 4mil y feria pixeles. En fin, hablemos de la gran ola. Ahora he puesto esa imagen de mi fondo de escritorio, y poder ver así todos los días (hasta que me harte) la circunscripción de los elementos, como los dos montes Fuji que se logran ver. ¿Dos? Claro. Uno se nota muy evidentemente, sin embargo el segundo sólo se logra ver con demasiado detenimiento. Fíjense debajo de la ola grande. Sí, sí, la de la izquierda. Abajo, en blanco, parece que hay otra ola, pero el contorno es como de montaña. Pues si buscan imágenes del monte Fuji, verán que tiene el mismo contorno; así el autor juega con la noción ¿o nociones? de lo acuático y terrestre. Pero no es todo lo que me asombra de esta imagen. Hace siglos, platicando con un amigo(a) artista plástico (es que no me acuerdo quién me lo dijo, pudo ser el Daniel san o la Amalia rey o A. Escalante), me fue revelado el secreto de los fractales en el cuadro. Si se fijan las olas, en especial la gran ola, tiene olitas saliendo. Qué clavadez, ¿no? Ahora, hay que tomar en cuenta que los japonesitos leen de derecha a izquierda; entonces vean el cuadro como ellos: ¡Qué buena zambullida te vas a dar con la ola!, ¡te va a atrapar!, ¡a devorar! No obstante hay unas barcas que no van, sino regresan. El mismo artista plástico que me haya revelado lo de los fractales, me reveló también algo sobre los marineros: son comerciantes que salvan los impuestos que por tierra les cobrarían para llevar a Aedo ¿o Edo? Han ido a comerciar un pez (tipo atún o delfín) que por las épocas de primavera llegaba al Japón. ¿Que cómo sabemos que es primavera? Pues por la nieve del «Fuji evidente». La nieve nos indica en qué estación estamos. (Es verdad, busquen imágenes del Fuji en invierno, estío, etc... y verán las diferencias.) Bueno, hay muchas cosas de qué hablar acerca de La gran ola. Pero hoy sólo tengo insomnio y la memoria falla por la hora y la indisposición.
Pero hay algo chido, como me lo han pedido varios, publicaré pronto mis fotos por Tierra de Fuego, Patagonia, etc... No más que me decida a escanearlas (o a escandirlas* como mal me decía Héctor Anaya cuando fue mi "mairo" de periodismo) y las subo. Pero mientras, hablando de grabado, pueden ver mi colección de grabado en las imágenes de mi otro blog.

*escandir: dícese del verbo verboso de contar versos, o séase sus sílabas; o séase: que sirve para medirlos. Quien es chingón como los xarochos (o yo cuando estoy inspirado, poéticamente hablando) los mide al aire (tú que eres poeta y en el aire las compones... ¡no, qué pasó!.. Pero qué chido albur —o calambur— en alejandrino). Sin deditos chinga, como debe ser. Me precio de que esta habilidad mía (tal vez la única) sorprendía a Aurelio González. Ora sí que subordiné más que Proust. Por cierto, les recomiendo esa obra (En busca del tiempo perdido. «Á la recherche du temps perdu»), les garantizo cuando menos un mes de diversión y entretenimiento.

Ya para acabar, si por ahí ven un dedaxo, por favor discúlpenme, es la hora y el insomnio que me tiene güey. =) Prometo revisarlo y editarlo luego... sí cómo no, jejejejejejeje.