martes, octubre 14, 2008

Cosas extrañas.

Hace poco pensaba en las cosas extrañas que me han pasado, han sido varias sin duda. Desde cosas raras en un bosque por la noche, hasta "casualidades" en el sistema de transporte colectivo metro; pero la más rara es la que narraré a continuación:
Yo vivía con una chica (Amalia) en un departamentito en la san simón. Éste departamentito de una sola habitación tiene vigas de madera como techo. En dos partes de la techumbre, en las oquedades que se formaban entre la unión de dos vigas, había un par de hormigueros... Quizá era el mismo con dos entradas. Cuento esto porque no sé si lo que contaré a continuación pasó antes o después de la cosa más extraña que me ha pasado. Una vez, harta de la simbiosis entre los artópodos y nosotros, mi ex vació (previo tapizar con papeles debajo de los hormigueros) una lata de insecticida. Caían hormigas de toda clase, grandes, pequeñas, haladas. La lluvia intensa de insectos duró más de 4 horas, y después, hasta una semana más tarde, seguían cayendo dos o tres hormigas que quizá apenas llegaban a casa.
Todo este preludio es para que se comprenda mujer el evento más extraño. Cierto día la mamá de Amalia vino de visita, se estuvo varias semanas. Yo, como buen caballero, cedí la cama a las chicas y dormía en el suelo en un rincón de la recámara donde improvisamos algo con unas colchonetas. Ahí yo dormía con un juego de sábanas amarillas (esto es lo que me recordó lo extraño de esa noche, hace poco miré la funda de la almohada y recordé). Una noche, como si el hormiguero se hubiera trasladado a esa parte de la techumbre (dije antes que no recuerdo si seguía existiendo o no cuando esto pasó ), y las hormigas estuvieran llevando algo, sentí que en mi rostro caían como cosillas en mi rostro: se sentían como granitos de arena, o incluso gotitas de algo. A la mañana siguiente la finda de la almohada (amarilla) apareció con manchas de algo que parecía tinta azul, como si alguien hubiera tomado el repuesto de una pluma y hubiera soplado la tinta sobre mi rostro mientras dormía. Lo extraño es que mi rostro no se manchó de esa tintura, ni las sábanas ni nada más, sólo la funda de la almohada.
Mi teoría de hoy es que el hormiguero seguía en funciones y, algunas hormigas se llevaron pa´ su casa un repuesto de tinta, y se vació encima de mí. No hay otra explicación. Mis ex suegra y novia tampoco hallaron explicación y les pareció tan extraño como a mí. Hoy quien sabe si lo recuerden. Parece algo muy sencillo, nada del otro mundo... Pero por más que pienso no hallo explicación alguna.

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